Mi proceso creativo en la creación de un vestido de novia comienza desde que conozco personalmente a la clienta. Me siento con ella a escuchar, pues mi primer análisis comienza con la escucha. Ella me cuenta desde cómo ve su evento, sus ideas, que le gusta, hasta la historia de cómo se conocieron con su pareja. Algunas chicas llegan ya con un tablero de Pinterest con muchas ideas y otras llegan sin nada. Mi tarea en ese primer encuentro, es la de proveer soluciones, pero que siempre tomen en cuenta la personalidad de la clienta.
Después comienza mi periodo de investigación, veo referencias del lugar de la boda, fotos de la novia en su día a día, y sobretodo busco mucha inspiración para poder generar ideas.
Hago muchos bocetos, y de esos escojo los mejores, los cuáles ilustro a mano y los presento a la futura novia. Le explico a detalle cada idea, con referencias de textiles, detalles, bordados, y ella escogerá uno. Este boceto es ya su vestido de novia.
Después de esto, comienza la aventura, en donde la novia viene a vernos cada 3 semanas aproximadamente. Tenemos pruebas de su vestido, y poco a poco ese sueño se va convirtiendo en realidad! Muchas veces las clientas no visualizan lo que vemos con las diseñadoras, a decir vedad nos cuesta un poco hacer que la gente se imagine el vestido sin antes verlo terminado. Pero mi trabajo como profesional de la moda, es darle a la clienta todas las herramientas para garantizar su tranquilidad.
Después de 6 meses, llega la hora de la entrega, nos preparamos con todo, pero sobretodo con el corazón. Hacemos que su entrega sea especial, que sea inolvidable, y sí, siempre lloramos con ella! Pero son lágrimas de felicidad, de satisfacción de poder hacer mediante un vestido, que alguien brille desde su luz interna. Desde esa luz que nos hace únicas.